sábado, 27 de febrero de 2010

Born to be wild

Vivía llamando a la muerte con cuidado día a día. Para él, el suicidio no era algo que quisiera realizar de un sólo golpe... ni siquiera estaba seguro de que quisiera hacerlo, pero por decirlo de alguna forma le gustaba poner su vida al límite.

Los riesgos que tomaba no eran obvios, no se lanzaba de edificios atado de una cuerda o dormía en una caja llena de escorpiones, sus intentos mortales iban de la mano con su personalidad discreta. Incluso para el ojo no entrenado él estaba lejos de ser un verdadero aventurero.

Si se le preguntara a quienes lo rodeaban si pensaban que el tenía un deseo de muerte, su respuesta hubiese sido no. Sus intentos eran pequeños, detalles que nadie notaba aunque realmente no había nadie lo suficientemente cerca para darse cuenta.

Comer pollo ligeramente crudo, agua sin purificar y cruzar la calle con las agujetas desamarradas y la firme esperanza de ser golpeado por un auto. Eran estas pequeñas cosas las que lo mantenían al límite de adrenalina. Estas acciones, aunque intrascendentes, lo hacían sentir en control.

Él no tenía idea sobre que tanto iba a perder el control, mientras tomaba su último trago de leche pasada.

martes, 23 de febrero de 2010

De viejitos, filas y el espacio personal

Soy fan del orden, socialmente hablando claro esta por que la verdad en otros aspectos somos terribles enemigos. Realmente aprecio cuando las personas saben que tienen que hacer una fila y la respetan, ya saben estas convenciones sociales que hacen la vida de todos mucho más fácil.

Sin embargo el otro día me di cuenta que paso cantidades insulsas de cada uno de mi días parada en fila india como ganado entrando al matadero, pero no es esto lo que me molesta realmente de las filas, insisto son realmente prácticas, lo que me chinga la vida es que la maldita gente no sepa respetar mi espacio personal.

Hoy en la tarde tuve que ir al super a hacer unos mandados, el caso es que en la fila la cajera me cobro mal unas cosas y pues había que hacer todo el trámite para que me cancelara la cuenta etc etc, mientras tanto una viejita rascuacha estaba detrás de mi esperando. ¿Quieren saber que le pareció una buena idea? ... Empezar a acercarse cada vez más y más a mi persona hasta que pude oler su perfume barato.

En qué momento le pareció esto una buena idea no lo se, qué le hacía pensar que solo por que se metiera a mis 2 metros cuadrados me iba a ir pagando de más. Para colmo tiene el descaro de mirarme feo y decirme algo entre dientes postizos. Cuando le dije que se podía pasar a una de las cajas que estaban vacías me dijo que ya estaba aquí ... Dude fuck you...

El tráfico (que a fin de cuentas no es más que una fila) es exactamente lo mismo, señor... si pudiera moverme más rápido lo haría no hay necesidad de que pegue su carro al mío. Como le explico que esto no va a lograr que saque alas y me vaya volando.

Y es que señores el espacio personal es de lo más vital por lo menos para mí, yo no me ando metiendo en el suyo ustedes no se metan en el mío si no tienen permiso... realmente me molesta tocar a la gente extraña desde que mi madre me contó de la lepra (ya se que las probabilidades son remotas pero soy muy paranoica).

Esta invasión vence todo el propósito de lo que una fila civilizada es, cielos no es tan dificil guardar distancias no somos animales... la mayoría de nosotros por lo menos por que la verdad la viejita rascuacha se veía un poco salvaje.

sábado, 6 de febrero de 2010

Fact


Fabio era el spokeman de I can't believe it's not butter!... yo no sabía esto.. y ustedes?


martes, 2 de febrero de 2010

Algunas razones poco importantes por las que odio el invierno

Tengo una relación de odio abierto y franco con el invierno, el me odia como si no tuviera nada mejor que hacer y yo sólo pido su muerte. Hay algo claramente depresivo en el invierno, casi no es necesario mencionarlo todos lo sabemos, el pinche cielo gris, la lluvia y la sensación certera de que vas caminando al gueto de Varsovia.

La principal batalla abierta que tengo con esta poco jocosa temporada es mi cabello, con el clima así es virtualmente imposible controlar el cabello ondulado... y cuando digo imposible no es exageración de mujer demente, es la vil y pura realidad.

No podemos olvidar otro aspecto desagradable mi ropa invernal es prácticamente monocromática, así que me paso 3 meses de mi vida sin falla vestida de negro o café y no hay vuelta de hoja. A parte realmente no tengo mucha ropa de invierno, en la ciudad de las montañas donde el clima se asemeja al trasero del diablo realmente no es necesaria.

Continuando con la ropa, odio las mangas y los cuellos. Mi espíritu de exhibicionista empedernida odia tener que usar esa cantidad insulsa de ropa, por que claro soy dolorosamente friolenta y paso estos tres meses usando 3 suéteres todo el tiempo y 2 pantalones... me toma más tiempo desvestirme de lo que es necesario.

Cabe mencionar que mi higiene decae cual la bolsa de valores en el 2009, esto es un problema para mi por que disfruto mucho bañarme... pero en invierno es una tortura cruel en todos los aspectos, en lo que te metes al agua te da frío, encuentras consuelo en el agua caliente y tienes que cerrarla. Bien decía Unamuno que hay un Dios lagrimeando de risa por nuestros penares.

El sueño de mi vida es tener el suficiente dinero para cambiar de hemisferio cada otoño-invierno y sólo vivir en primavera y verano....