miércoles, 30 de diciembre de 2009

Only when the clock stops does time come to life

Desde hace 6 meses no hay un sólo reloj de manecillas en mi casa. En un lapso de una semana todos sufrieron algún tipo de místico accidente y tuvieron que ser desechados.

Este evento repentino ha dejado mi hogar parcialmente libre de relojes, sólo queda un triste reloj digital a quien nadie le presta mucha atención, pero que convenientemente activa su alarma todos los días a las 9 y 31 minutos de la mañana.

Durante los primeros meses las noches fueron especialmente silenciosas, sin los tics ni los tacs lo único que podía escucharse era el sonido de la electricidad recorriendo las paredes, llenando a incontables aparatejos que consumen recursos sin reservas.

Sin embargo, esto no duro mucho, hace unas semanas sin el menor aviso y como sin querer un tic tac casi imperceptible irrumpió en mis sueños de ovejas eléctricas, por un momento lo asumí como parte del sueño, pero en algún punto fue claro que provenía del exterior de mi cabeza.

Sin darle mayor importancia a este evento aparentemente poco trascendente continue con mi vida como si no pasará nada, por que la verdad es que nada pasaba.

Poco a poco las noches se llenaban de más tacs o tics, que venian sin un patrón específico y se iban sin decir adios o explicar por qué. Cada noche aumentaban, hasta que extendieron su dominió a los días, hasta llegar al punto en que no se escucha nada más que las terribles manecillas de un reloj que no aparece.

Este fenómeno le llamo así por que no encuentro otra forma, ha desencadenado una serie de alteraciones en el orden del tiempo en mi hogar, las noches se van en segundos, un instante puede durar lo que se siente como días y las mañanas de los lunes se quedan más tiempo de lo que es necesario; la única constante es la alarma que llega sin demora a las 9 y 31 minutos de la mañana, quien pensaría que se convertiría en lo único que me mantiene sana.

En este momento escucho el sonido que ha marcado mi destino, ya no se si esta fuera o dentro de mi cerebro pero es que no importa, estoy atrapada en un conjuro del tiempo del que no puedo salir.