jueves, 31 de marzo de 2011

Juguemos



El viento jugaba a ser su amante, levantaba su falda suavemente y acariciaba sus piernas con el fervor de la tarde. Por supuesto ella no se dio cuenta de nada. Tomándolo como una brisa más, dejó al viento herido por siempre.

1 comentario:

Ángel L. M. dijo...

me encanta amiga, te mando un abrazo, a ver si un día de estos tomamos un café, una cerveza o lo que te guste, para ponernos al corriente =)